Sobre Pearl Jam o los 15
Lo admito. No quería ir a Pearl Jam. Era la tentación de mirarse en el espejo de los 15. Una imagen nostálgica que no quería recordar. Erase una vez que vestía camisas de cuadro, botas Dr. Martens y mucho pantalón de cotelé, pero más allá de esa identificación estilística, lo era realmente la sensación de que a esa edad me sentía una grunge de verdad. Triste, rabiosa y solitaria (y final). Deprimida por vivir la adolescencia en un país todavía extraño, y en el que la música parecía la única salvación. Dramático. Y Pearl Jam tuvo gran parte de culpa.
Nunca fueron mi grupo favorito. Siempre había otro que le ganaba ese privilegio. Pero sí amaba a Eddie Vedder. Imaginaba que nos conoceríamos, en una historia tipo Antes del amanecer (por cierto, una película muy grunge de la época) y bueno, que nos íbamos a casar o tener una vida aventurera juntos . Luego me interesó Ament, por lo que tuve graves conflictos. Finalmente me quedé con Gossard, que era más piola. En fin, si hubiera sido cierto, estaría figurando como la Javiera Parra en una biografía no autorizada.
Pero volviendo a los 15... he ahí lo conflictivo. Algo de generación X se vive a los 15. De un día para otro odié tanta amargura y no tener problemas reales de amor. Dejé de estar tan enamorada de los músicos, me volví algo intelectual, menos grunge y más alternativa. Ésa era la palabra ahora. Alternativa. Sí, escuchaba programas de radio terriblemente alternativos, que hablaban sobre festivales igualmente alternativos en otros lugares de Europa. Luego conocí a los Smashing Pumpkins, Radiohead, y otros más desconocidos que tenían nombres difíciles (por lo alternativos que eran).
Pero volviendo a Pearl Jam... a medida que se fue acercando mi regreso a Chile empecé a ponerme más feliz. Ya tenía 16... era una adulta!, no me llama la atención escuchar a Pearl Jam. No Code era un disco bueno...pero fome. Y me enojaron. Además, fue el único grupo que no fue a tocar a España en su mejor momento, y se les ocurrió ir pocos días después de que ya me volví. Perdí la oportunidad.
Y ahora a los Amermelados de Perla se les ocurre venir a Chile. Malditos treintones. No recuerdo cuando fue la última vez que me puse una camisa a cuadros. Incluso ahora se dice que eso es de lesbianas. Lo ví en una película. Pero volviendo a PJ. Creo que van a tocar esos discos que ya casi ni escuché, y aun si son los hits, no, no iba a ir... Me engañé. La estúpida posibilidad de perderme a ese grupo que me volvió tan loca, o quizá tan calmada para esa edad, en fin, no vale la pena. Así que como otras veces, en que no me resulta eso de negarme asistir a estos conciertos tan personalmente clásicos, me fui a comprar la entrada medio ilegalmente, y con la suerte habitual de la última hora. Así fue como, convertida en una grungera vip, volví por un par de horas a los 15, junto a otros miles quinceañeros de 25. Y Eddie Vedder era el mismo.
Nunca fueron mi grupo favorito. Siempre había otro que le ganaba ese privilegio. Pero sí amaba a Eddie Vedder. Imaginaba que nos conoceríamos, en una historia tipo Antes del amanecer (por cierto, una película muy grunge de la época) y bueno, que nos íbamos a casar o tener una vida aventurera juntos . Luego me interesó Ament, por lo que tuve graves conflictos. Finalmente me quedé con Gossard, que era más piola. En fin, si hubiera sido cierto, estaría figurando como la Javiera Parra en una biografía no autorizada.
Pero volviendo a los 15... he ahí lo conflictivo. Algo de generación X se vive a los 15. De un día para otro odié tanta amargura y no tener problemas reales de amor. Dejé de estar tan enamorada de los músicos, me volví algo intelectual, menos grunge y más alternativa. Ésa era la palabra ahora. Alternativa. Sí, escuchaba programas de radio terriblemente alternativos, que hablaban sobre festivales igualmente alternativos en otros lugares de Europa. Luego conocí a los Smashing Pumpkins, Radiohead, y otros más desconocidos que tenían nombres difíciles (por lo alternativos que eran).
Pero volviendo a Pearl Jam... a medida que se fue acercando mi regreso a Chile empecé a ponerme más feliz. Ya tenía 16... era una adulta!, no me llama la atención escuchar a Pearl Jam. No Code era un disco bueno...pero fome. Y me enojaron. Además, fue el único grupo que no fue a tocar a España en su mejor momento, y se les ocurrió ir pocos días después de que ya me volví. Perdí la oportunidad.
Y ahora a los Amermelados de Perla se les ocurre venir a Chile. Malditos treintones. No recuerdo cuando fue la última vez que me puse una camisa a cuadros. Incluso ahora se dice que eso es de lesbianas. Lo ví en una película. Pero volviendo a PJ. Creo que van a tocar esos discos que ya casi ni escuché, y aun si son los hits, no, no iba a ir... Me engañé. La estúpida posibilidad de perderme a ese grupo que me volvió tan loca, o quizá tan calmada para esa edad, en fin, no vale la pena. Así que como otras veces, en que no me resulta eso de negarme asistir a estos conciertos tan personalmente clásicos, me fui a comprar la entrada medio ilegalmente, y con la suerte habitual de la última hora. Así fue como, convertida en una grungera vip, volví por un par de horas a los 15, junto a otros miles quinceañeros de 25. Y Eddie Vedder era el mismo.
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