Friday, January 27, 2006

Ni tan raras

Siguiendo con el juego de los top five de los hábitos extraños que se me solicita...
1. Uno antiguo del imaginario ochentero (conozco otras personas a las que también le afectó). Bueno, luego de ver Los Gremlins tuve la costumbre de mirar debajo de la cama para comprobar que no hubiera un monstruito. Eso fue como hasta los 16 (vieja ya), aunque claramente ya era sólo por el hábito, no porque realmente lo creyera. La solución es tener una cama que no deje espacio para nada que mida más de 5 cm.
Otra antes de acostarse era mirar que no había alguna temible araña alrededor. Varias veces me tocó levantarme cuando ya estaba acostada para ver que no tenía un acompañante en las sábanas de mi cama.
2. Seinfeld. Hace un par de años me hice adicta a la serie y trato de no perdérmela. Eso significa que llego a acomodar mi horario con el objetivo de perdérmela lo menos posible. Es una buena rutina, saludable por la dosis de humor que merece cada día. Deberían darla los fines de semana (actualmente la dan los domingos en la noche... en Megavisión y en castellano)
3. Ecológica. A mí me parece necesario pero como no muchos lo hacen puede resultar como mucho. El asunto es que reciclo todo lo reciclable y me doy el trabajo de lavar los tetra pack, latas y envases de todo tipo. Incluso a veces me ando llevando de otras casas los objetos reciclables, como pilas. Claro que no soy una militante del asunto y no ando discurseando a nadie. Sólo lo hago, y tiene ciertas ventajas, porque al sacarlas para afuera, recojo los diarios recientes intactos que dejan los vecinos. Yo no pago por leer El Merculo, así que lo aprovecho ahí.
4. Películas como canciones. Hay ciertas películas que son como un nutriente para el cuerpo, y por lo general me las repito en momentos de tedio, pena, inspiración, o simplemente ganas. Ahí están Alta Fidelidad, que siempre me parece mejor; Escuela de rock, que es como el sueño de todo niño que ama la música; Piso compartido, para imaginarse que uno vive en un desorden feliz; Antes del amanecer/atardecer, un video clip de un tema de amor muy bueno, entre otras (no voy a latear). Por lo general son películas que aportan algo de frescura, y que se asimila mucho a la acción de oir un disco querido. Las dramáticas que me gustan no las veo tanto.
5. Cartelera musical. Como periodista y gestora musical, sigo con el hábito de saber siempre qué panoramas musicales ofrece la capital. Sala Máster, Thelonious, Club de jazz y El perseguidor, son escenarios que aunque no habitúo tanto por una razón económica (sobre todo por los jazzeros) tengo que conocer.
Ah, y el feo hábito de morderme los cueritos de los dedos. Pero ése es muy feo, mejor no ahondar.

0 Comments:

Post a Comment

<< Home