Este indiscreto ego inocente
Le he dicho a mi hermano que haga desaparecer el solitario del computador. Siempre que tengo que hacer algo, en vez de hacerlo me pongo a jugar a las cartas irresponsablemente. Debe ser una nueva conducta compulsiva adquirida bajo el regimen de la cesantía. Y no hay más culpables que yo y mis costumbres adictivas. Entre ellas: ver mucha tele, ordenar y desordenar constantemente y una larga serie de actividades dispersas para evitar hacer lo que corresponde, que es ser útil a la sociedad???
Pero todo eso tiene su gracia. Del ocio nace la creatividad, y aunque de momento lo único concreto ha sido hacerse un humilde blog, hay cosas más grandes en mente, como el largometraje que empezamos a escribir con la Gaby y los cortos que son tareas para el curso de guion. Si ahora estuviera ocupada siendo la asistente de producción de algún canal improductivo (creo que lo digo por Artv) o la relacionadora pública de una sucia empresa, simplemente ya me habría tirado al círculo vicioso del trabajo remunerado, y no tendría todo este preciado tiempo para no hacer nada. Y de verdad lo valoro, aunque a veces me haga sentir inútil.
Y no estoy desesperada, sino más bien relajada. El sábado nos fuimos a Zapallar con el grupo departamento y volví el martes. Todo por la libertad de la cesantía. Hicimos paseos por playas y pueblos, vimos películas y conocimos a nuestro compañero Jaime en la acción de un lunes cualquiera. Hasta nos presentó al alcalde de La Ligua y nos llevó a tomar un grato café.
Total que este tiempo me sirve para ponerme en campaña y empezar a contar historias, como todas las historias mínimas que a veces insinúo aquí. Dicen que para escribir hay que ser obsesionado, así que el proceso debe empezar por reconocer estas obsesiones. Recuerdo a los profes que tuve de escritura, ya sea de dramaturgia o cine, y siempre había alguno que se pegaba con un concepto y rayaba con alguna obra en particular. Gregory Cohen supo explicar todas sus teorías con Psicosis. Marco Antonio de la Parra con Barton Fink. Benito Escóbar creo que con el jazz, y ahora Galemiri con el ego. Entre todos ellos se reconoce un patrón, como que hablaran de lo mismo a su manera, incluso desacreditando a la forma de explicar de los otros. Por ejemplo Escóbar nos dijo que olvidáramos todo lo que nos dijo Parra sobre el equilibrio precario, que era el concepto clave y casi de lo único que nos habló. Ahora quiero asimilar todos esos discursos para convertirme en la obsesión de alguna clase. Sólo me falta empezar, y de verdad estoy delirando en este equilibrio de precariedades. Quizá es por eso que siempre termino jugando solitario, y mientras lo hago hoy recuerdo esta entrevista de hace dos años que personalmente le hice al maestro actual que espero que me saque de la sequía creativa.
Pero todo eso tiene su gracia. Del ocio nace la creatividad, y aunque de momento lo único concreto ha sido hacerse un humilde blog, hay cosas más grandes en mente, como el largometraje que empezamos a escribir con la Gaby y los cortos que son tareas para el curso de guion. Si ahora estuviera ocupada siendo la asistente de producción de algún canal improductivo (creo que lo digo por Artv) o la relacionadora pública de una sucia empresa, simplemente ya me habría tirado al círculo vicioso del trabajo remunerado, y no tendría todo este preciado tiempo para no hacer nada. Y de verdad lo valoro, aunque a veces me haga sentir inútil.
Y no estoy desesperada, sino más bien relajada. El sábado nos fuimos a Zapallar con el grupo departamento y volví el martes. Todo por la libertad de la cesantía. Hicimos paseos por playas y pueblos, vimos películas y conocimos a nuestro compañero Jaime en la acción de un lunes cualquiera. Hasta nos presentó al alcalde de La Ligua y nos llevó a tomar un grato café.
Total que este tiempo me sirve para ponerme en campaña y empezar a contar historias, como todas las historias mínimas que a veces insinúo aquí. Dicen que para escribir hay que ser obsesionado, así que el proceso debe empezar por reconocer estas obsesiones. Recuerdo a los profes que tuve de escritura, ya sea de dramaturgia o cine, y siempre había alguno que se pegaba con un concepto y rayaba con alguna obra en particular. Gregory Cohen supo explicar todas sus teorías con Psicosis. Marco Antonio de la Parra con Barton Fink. Benito Escóbar creo que con el jazz, y ahora Galemiri con el ego. Entre todos ellos se reconoce un patrón, como que hablaran de lo mismo a su manera, incluso desacreditando a la forma de explicar de los otros. Por ejemplo Escóbar nos dijo que olvidáramos todo lo que nos dijo Parra sobre el equilibrio precario, que era el concepto clave y casi de lo único que nos habló. Ahora quiero asimilar todos esos discursos para convertirme en la obsesión de alguna clase. Sólo me falta empezar, y de verdad estoy delirando en este equilibrio de precariedades. Quizá es por eso que siempre termino jugando solitario, y mientras lo hago hoy recuerdo esta entrevista de hace dos años que personalmente le hice al maestro actual que espero que me saque de la sequía creativa.
1 Comments:
También se es muy útil a la sociedad mirándola críticamente,
ácidamente, incluso con humor.
Aunque nadie esté dispuesto a pagar por eso. O al menos no mientras no seas famosa.
Quedamos a la espera que, emulando a tus maestros, nos presentes tu propia fijación.
Post a Comment
<< Home