Mi otro yo
A la Gaby la conocí en primer año de periodismo. Aunque éramos compañeras de antes, en Bachillerato, no fuimos “bachiamigas” pues ella se juntaba con un grupo de gente que eran todo lo contrario a mí. Me parecía algo cuica, demasiado buena onda, y si bien no me caía mal, su entorno, dentro de la misma sala que compartíamos, era lo peor de la especie humana que yo llegaba a conocer en persona.
Por eso condenamos a la Cargioli cuando inició su relación de amistad oculta con la señorita Retamal. Fue como si los Capuleto y los Montesco, representados en un mal llamado “Las Super 8” (que era a lo que pertenecía la Gaby) y por otro lado, nosotras cinco -¡afortunadamente indenominables!- que en ese tiempo conformábamos junto a la Berni, Pampers, Romi, Sava y quien les cuenta. Quizá porque nuestro Ojo perdió a su íntima antofagastina, que buscó consuelo en una Súper 8. Y quizá porque el lésbico cariño de las Súper 8 comenzaba a decaer con patadas por debajo de la mesa, fue que la Gaby encontró algo más que ser una cabra chica gritona en Cargioli. Así que como buenas amigas de la Romi, y por su buen “ojo”, terminamos aceptando esta infidelidad, y a este otro ser que lamentablemente se llamaba igual que yo. Y digo lamentable porque con el pasar del tiempo yo pasaría a ser “la otra Gaby”.
Total que su pasado oscuro y mi inadaptabilidad social en la UDP afortunadamente duraron poco, y ya en Periodismo, las Súper 8 se desintegraron y nació una coalición más digna: los bachiperiodistas. Luego nos empezamos a encontrar en la 227 y un día ella invitó a ver una obra de Andrés Pérez. Como el día estaba lluvioso nadie más que yo aperraba. De hecho, ni Pérez, porque canceló la obra y nos tuvimos que ir a tomar un café. Y allí comenzó una amistad ininterrumpida hasta el día de hoy. Una compañera verdadera que estuvo en todas, desde la insoportable tristeza de mi primera ruptura amorosa, a unas buenas vacaciones en Brasil, unos cuantos conciertos memorables, las peores y mejores películas y un enclaustramiento al más puro estilo de reality extremo durante nuestra ambiciosa tesis.
Dicen que tenemos curriculum casi iguales, nuestros blogs son del mismo estilo, vamos actualmente al taller de guion de Galemiri, hicimos un postítulo en Gestión Cultural, etc. Para mí las diferencias son otras. Mi otro yo es menor pero es más madura, es muchísimo más social, y está de cumpleaños hoy. Yo no tengo plata para un regalo y por eso escribo el post más cursi que verán en este sitio. Solo lo amerita la Gabona.
Por eso condenamos a la Cargioli cuando inició su relación de amistad oculta con la señorita Retamal. Fue como si los Capuleto y los Montesco, representados en un mal llamado “Las Super 8” (que era a lo que pertenecía la Gaby) y por otro lado, nosotras cinco -¡afortunadamente indenominables!- que en ese tiempo conformábamos junto a la Berni, Pampers, Romi, Sava y quien les cuenta. Quizá porque nuestro Ojo perdió a su íntima antofagastina, que buscó consuelo en una Súper 8. Y quizá porque el lésbico cariño de las Súper 8 comenzaba a decaer con patadas por debajo de la mesa, fue que la Gaby encontró algo más que ser una cabra chica gritona en Cargioli. Así que como buenas amigas de la Romi, y por su buen “ojo”, terminamos aceptando esta infidelidad, y a este otro ser que lamentablemente se llamaba igual que yo. Y digo lamentable porque con el pasar del tiempo yo pasaría a ser “la otra Gaby”.
Total que su pasado oscuro y mi inadaptabilidad social en la UDP afortunadamente duraron poco, y ya en Periodismo, las Súper 8 se desintegraron y nació una coalición más digna: los bachiperiodistas. Luego nos empezamos a encontrar en la 227 y un día ella invitó a ver una obra de Andrés Pérez. Como el día estaba lluvioso nadie más que yo aperraba. De hecho, ni Pérez, porque canceló la obra y nos tuvimos que ir a tomar un café. Y allí comenzó una amistad ininterrumpida hasta el día de hoy. Una compañera verdadera que estuvo en todas, desde la insoportable tristeza de mi primera ruptura amorosa, a unas buenas vacaciones en Brasil, unos cuantos conciertos memorables, las peores y mejores películas y un enclaustramiento al más puro estilo de reality extremo durante nuestra ambiciosa tesis.
Dicen que tenemos curriculum casi iguales, nuestros blogs son del mismo estilo, vamos actualmente al taller de guion de Galemiri, hicimos un postítulo en Gestión Cultural, etc. Para mí las diferencias son otras. Mi otro yo es menor pero es más madura, es muchísimo más social, y está de cumpleaños hoy. Yo no tengo plata para un regalo y por eso escribo el post más cursi que verán en este sitio. Solo lo amerita la Gabona.
3 Comments:
Y pensar que hay gente que se aburre de uno
Lloro de emoción.. es que no podís escribir más re lindo mi linda gaby, la niña más inteligente que he conocido en la historia, jelou, lejos la más seca de todas... y es MI Gabyta, la otra, la Gaby chica!!!
Te queremos demasiado, el OJO y yo!!
Hola Gabo..
Gracias por pasar por mi blog, yo siempre leo tus posts.
por cierto.
Cómo va la convivencia del depto??
Saludos del sur
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