Con marzitis (una autocrítica a la cara de los chilenos: un caso personal)
Nunca había sufrido de marzitis, ese “mal” nacido de la creatividad publicitaria de los bancos para imponer la idea de que es necesario endeudarse en el mes en que comienza el año. Más bien pienso que tengo marzitis porque llevo un resfrío de más de dos semanas, y ha sido el impedimento para que vaya con toda la energía positiva a buscar trabajo y hacer ver a medios, centros culturales, productoras, etc, que les soy necesaria para empezar el año sin marzitis. Mi plan ya fracasó, y de hecho siento que les soy bastante prescindible.
Sin embargo, marzo no sólo me significa la búsqueda urgente de pega. El domingo, mientras veía los emocionantes premios Óscar y me sonaba en cada categoría, me llama un amigo del postítulo, y aunque tenía muchas ganas de saber de su existencia, vacaciones y proyectos, desgraciadamente me trajo el llamado de marzo que indica que debemos ponernos las pilas para nuestro proyecto, y marzo es clave para conseguir auspicios. Cuando todo es un llamado a la acción, la marzitis me inspira una cara de derrota.
¿Cómo hacerlo desaparecer? Mientras lo pienso no se me ocurre nada mejor que hacerme parte de este sistema que también te impone la llamada guerra de las teleseries. Hace tiempo que no participo del ritual nacional de sentarse a no hacer nada más que involucrarse en una historia sin sentido. La elegida fue “Cómplices”, esa donde llega un gringo millonario a vivir un año junto a su familia biológica chilena. El argumento es bastante tonto pero me parece muy acorde al mes en que nadie quiere pensar en cachos. De partida, todos los personajes de la teleserie sufren de marzitis, y para pagar sus deudas van a estafar a un pobre gringo rico, del cual no sabemos todavía por qué tiene tanta plata, cómo fue contactado, quién le dijo que su familia era ésa.... En fin, claramente no hay que tomarse muy en serio una comedia de equivocaciones en que, lejos lo que me parece más divertido es que cuando aparece la pareja gay o uno de sus personajes, suena una música de Queen. Quizá más allá de la obviedad argumental, lo que me molesta es que se quiera vender contenido cuando de nuevo tenemos en pantalla el único perfil de gay aceptado, es decir, aquel que no tiene sexo homosexual. Por eso mi primera medida, la cual no sé si cumpliré, es dejar de ver la teleserie. Total ya se sabe que todos son medio psicópatas, que se enamoran y desenamoran según convenga, los mentirosos serán castigados, pero los buenos son tan buenos que perdonarán. Que me importen estas cosas solo es culpa de marzo, y claramente le voy a cambiar la cara.
Sin embargo, marzo no sólo me significa la búsqueda urgente de pega. El domingo, mientras veía los emocionantes premios Óscar y me sonaba en cada categoría, me llama un amigo del postítulo, y aunque tenía muchas ganas de saber de su existencia, vacaciones y proyectos, desgraciadamente me trajo el llamado de marzo que indica que debemos ponernos las pilas para nuestro proyecto, y marzo es clave para conseguir auspicios. Cuando todo es un llamado a la acción, la marzitis me inspira una cara de derrota.
¿Cómo hacerlo desaparecer? Mientras lo pienso no se me ocurre nada mejor que hacerme parte de este sistema que también te impone la llamada guerra de las teleseries. Hace tiempo que no participo del ritual nacional de sentarse a no hacer nada más que involucrarse en una historia sin sentido. La elegida fue “Cómplices”, esa donde llega un gringo millonario a vivir un año junto a su familia biológica chilena. El argumento es bastante tonto pero me parece muy acorde al mes en que nadie quiere pensar en cachos. De partida, todos los personajes de la teleserie sufren de marzitis, y para pagar sus deudas van a estafar a un pobre gringo rico, del cual no sabemos todavía por qué tiene tanta plata, cómo fue contactado, quién le dijo que su familia era ésa.... En fin, claramente no hay que tomarse muy en serio una comedia de equivocaciones en que, lejos lo que me parece más divertido es que cuando aparece la pareja gay o uno de sus personajes, suena una música de Queen. Quizá más allá de la obviedad argumental, lo que me molesta es que se quiera vender contenido cuando de nuevo tenemos en pantalla el único perfil de gay aceptado, es decir, aquel que no tiene sexo homosexual. Por eso mi primera medida, la cual no sé si cumpliré, es dejar de ver la teleserie. Total ya se sabe que todos son medio psicópatas, que se enamoran y desenamoran según convenga, los mentirosos serán castigados, pero los buenos son tan buenos que perdonarán. Que me importen estas cosas solo es culpa de marzo, y claramente le voy a cambiar la cara.
2 Comments:
Creo que tu texto es una porquería!!
Jajaja, no querías enemigos?
...mmm,en realidad: soy tu fan
Chau, un beso
jajja, gracias amigo de postitulo que contribuye a mi marzitis.
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