Thursday, November 02, 2006

De Lagos y de locos

Como para página social. Primero la Gaby me invitó junto a una multitud de amigos, al preestreno del documental de los 80. Y lo cierto era que la cuestión era bien de calidad ochentera, o sea, chanta. Lo que también está chanta es la Feria del libro, ese gran mall que combina autoayuda con poesía, libros de recetas con pronósticos y horóscopos, cancioneros y métodos para cualquier cosa que se le ocurra con literatura. Todo bajo el sobrevalorado efecto de la palabra Cultura, que aquí se traduce en algo así como farándula intelectual. Pero este año claramente lo farandulero es escaso, no hay “figuras”, no hay presentaciones muy masivas, para variar hay muy pocas ofertas, o sea, no hay nada más que hacer que pasearse sin dirección ni sentido, como en un mall.

Me entretuve con Feña y Feña, que sería algo así como Huaiquimán y Tolosa. Mientras el Feña (Fernando) buscaba reacciones en los libreros de editoriales religiosas, la Feña (Fernanda) obsesionaba con encontrar libros de tendencia feminista… y de impagables precios. Yo debo reconocer que estaba más relajada, aunque siempre me han puesto nerviosa los escritores que están sentados esperando algún charlador/comprador (es como vitrinear personas, una cosa muy rara). Luego le dije a Feña 1 que fuéramos al evento por el cual estábamos ahí. La premiación de Santiago en Cien Palabras, de donde saco al más puro estilo de compradora en Navidad, las postales que luego regalo a mis amistades más design. La ceremonia se atrasó porque en el lugar se presentaban las obras de Parra, nada más que por el mismísimo Ricky Lake, digamos, otro gran sobrevalorado. Feña 2 dijo que amaba al ex mister president. Feña 1 pedía cerca de él “Rétenos por favor”, echando de menos los enojos con que el rey nos gobernaba. El red set tomaba las últimas copas de vino porque obviamente Parra y Lagos son personas más importantes que el resto y, el atraso jugó en mi contra. Feña 2 empezó con sus limitaciones horarias y se fue antes de que empezara la premiación. Feña 1 lo acompañó. Ahí me quedé yo. Ellos se lo perdieron.

Por mientras, pensaba que por estar ahí me perdía la topísima entrevista que las cabra chica gritona le harían al
Eduardo. Una eficiente campaña de marketing, lanzaba a los Raudales con todo para el sábado en La Batuta. Ahí estábamos, sacándole pica a los guardias de la entrada porque teníamos invitación para ver al grupo amigo. Claro que tenían que salir con una, para molestar, y pedían el carnet a toda sobreveinteañera que pretendía ingresar libremente al sobrevalorado local nocturno. El ambiente adentro estaba con la adrenalina cambiante, entusiasmo, tensión, y seguramente algún ladrido de los organizadores, dio inicio al concierto, que según mi opinión estuvo re bueno y prendido. Sin embargo, la celebración no fue así. Ciertas susceptibilidades se vieron sobreexpuestas, y las reacciones no fueron las mejores. Yo creo que el Edo sintió que lo estaban juzgando, pero después de estrenar disco en las condiciones que Raudales consiguió, era de esperarse. Lo extraño era que el frío metido hasta los huesos se mezcló con acaloradas opiniones. El déficit de armonyl del carrete generó un ambiente peor que en Chiledeportes. Todos estaban enojados con todos, por motivos diversos. Fue algo interesante, como para hacer un documental malo o escribir un libro sobre cómo evitar el calentamiento global de su entorno. Ya sabe, próximo lanzamiento... en La Batuta.

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