Asaltada por mujeres
La paridad de género llega a la delincuencia
Desde hace poco que soy una víctima de la delincuencia, pero estoy orgullosa ya que fueron mis pares quienes me asaltaron. Lo cierto es que desde que el banco me regaló un MP3 se podría decir que tuve la certeza de que me lo robarían. Pero decidida comencé a disfrutar de mi regalo y conocí la felicidad de llevar conmigo a Justin Timberlake a donde fuera y caminar con ritmo ondero por las calles de Santiago.
Con la música en mi vida de peatona me sentía nueva, pues había diseñado una banda sonora para la rutina. Por eso me bajé de la micro confiada, y caminé por Av. Grecia sin miedo, hasta que a 3 metros ví lo inevitable. Tres chicas como yo… pero de un estilo más pokemon y hip hopero, me tomaron por sorpresa mientras escuchaba a Rihanna y envidiaron a primera vista mi nuevo estilo de vida medio pelolais.
Me pidieron celular, pendrive, pase escolar y plata. Lo primero que solté fue el celular, pero como es viejísimo me fue devuelto. Después, y bastante tranquila, les pedí que no me quitaran la música, a lo que contestaron con un “te vamos a tajear”. Diciéndoles que se tomaran el asunto con la misma calma que yo, doné mi regalo a su causa, sabiendo que disfrutarían mi selección de canciones favoritas de reggaetón que con cariñoso esmero les preparé para sus inolvidables noches de perreo, y al mismo tiempo me resigné a pensar que Spinetta, Lennon y otros tantos que no fueran Wisin y Yandel, desaparecerían de esos 5 cm de tecnología.
En cuanto a lo del pase escolar, digamos que me lo tomé como un piropo que aludía a mi aspecto juvenil, y la plata se la llevaron pero tuvieron la delicadeza de tirar la billetera a mitad de cuadra con todos mis documentos. Entonces valoré la consideración de su quehacer. Así es como estas amigas tuvieron mal ojo conmigo, solo 6 lucas que repartidos dan para un lujo mínimo, y la música que variaba desde temas entrañables y variados de Bon Jovi, System of a down, Calle 13, o Mala Rodriguez, que la buena Alvarez les dedica cariñosamente. Porque ser asaltada por mujeres que apenas tienen la mayoría de edad es una muestra de que se arriesgan por nuevos horizontes, antes conquistados solo por malacatosos hostiles y amenazantes hombres.
Ustedes chicas fueron un ejemplo de trabajo en equipo y actitud proactiva, y me intimidaron casi con la ternura de una hermana menor. La próxima vez que pase por Av. Grecia, aunque intentaré pasar con más cautela y acompañada de la masa universitaria del barrio, estaré feliz de verlas perdurar en el ánimo por la apropiación de sus derechos.