Sunday, November 26, 2006

Cada día peor

Desde que se fue el Seba echo hartas cosas de menos, pero una de las actividades que más añoro era la maratón dominguera de TV que le incluía Lost, Sex and the city y luego reirnos del programa de Alfredo Lamadrid. Este personaje comienza “Cada Día Mejor” con un dato que ya todos saben y que se somete al gran aporte del razonamiento del conductor. El último no dejó de sorprenderme. Esta fue más menos la cita: “Sabían que en el mundo hay más de 120 millones de personas con depresión… una cifra respetable… y sabían que al casarse esta cifra baja, así que el matrimonio es una buena solución, y para casarse hay que verse bien… (luego procede a presentar un espacio de publicidad a una clínica estética).

Humanamente hablando, me deprimí.

Wednesday, November 15, 2006

Charanguito rockero tú te lo buscaste


Hace poco mi amigo Italo Pedrotti, al cual conocí por accidente en una clase de Historia de la Música en el conservatorio, me pidió que lo asesore en materia de difusión para su ensamble de charangos. Al grupo le tengo fe, ya que es novedoso para el panorama instrumental y sobre todo, porque yo también me relaciono a una historia charanguística importante.

Este año los charangos estuvieron de moda. Gracias a que San Bono vino a bendecir nuestro país, y que fuera recibido por cuanta autoridad quiso tenerlo de su lado, el pacifista vocalista de U2 no sabía el conflicto político que se generaría por un inocente regalo. De las manos del clásico (histórico) Horacio Durán, Bono recibía un charango, en representación de un regalo que es producto chileno.

Total que por no regalarle un indio pícaro al irlandés, el gesto fue polémico. Los bolivianos ofendidos por apropiarnos de la nacionalidad de algo que finalmente es aymará, hicieron ruido, e incluso el amigo Pedrotti dio algunas declaraciones para LUN. Yo le dije que tuviera cuidado para las próximas. No iba a ser que un día saliera en las portadas diciendo "El charango es chileno", cuando él está realizando su tesis de Musicología con una investigación sobre el charango boliviano.

¿Dónde entro yo en esta historia? Bueno, lo primero es hacer notar que el charango es un instrumento pequeño, al igual que yo. Luego, que mi trayectoria por el gustillo musical parte junto a los grupos de estilo andino. Inti, Illapu, Quila, y cuanto chascón con poncho y charango escuché, fueron determinantes. A veces pienso que a estas alturas soy una persona de izquierda, más que nada por el fuerte vínculo con esos sonidos, que evocan a pura izquierda. Sin embargo, pasada la etapa de charangos, me gustó el pop y después fui una adolescente que gustaba del rock pesado, por lo menos hasta mediados de los 90. Al poco tiempo que quedaba para mi retorno a Chile, yo volví a los charangos, y hasta el día de hoy no los abandono.


Lo concreto es que Pedrotti dejó el charango en Entrama para hacer algo más experimental, y el resultado es una agrupación bien pro. Hay algo de folklore, pero si van a escuchar el grupo realmente se encuentran con un charanguito rockero. Van a querer "cabecear", y obviamente no verán ningún poncho. Así que el grupo sintetiza finalmente mi historia, y accedí al apoyo mediático como buena fan, amiga, y una renovada charangirl que se emociona nuevamente.

Thursday, November 02, 2006

De Lagos y de locos

Como para página social. Primero la Gaby me invitó junto a una multitud de amigos, al preestreno del documental de los 80. Y lo cierto era que la cuestión era bien de calidad ochentera, o sea, chanta. Lo que también está chanta es la Feria del libro, ese gran mall que combina autoayuda con poesía, libros de recetas con pronósticos y horóscopos, cancioneros y métodos para cualquier cosa que se le ocurra con literatura. Todo bajo el sobrevalorado efecto de la palabra Cultura, que aquí se traduce en algo así como farándula intelectual. Pero este año claramente lo farandulero es escaso, no hay “figuras”, no hay presentaciones muy masivas, para variar hay muy pocas ofertas, o sea, no hay nada más que hacer que pasearse sin dirección ni sentido, como en un mall.

Me entretuve con Feña y Feña, que sería algo así como Huaiquimán y Tolosa. Mientras el Feña (Fernando) buscaba reacciones en los libreros de editoriales religiosas, la Feña (Fernanda) obsesionaba con encontrar libros de tendencia feminista… y de impagables precios. Yo debo reconocer que estaba más relajada, aunque siempre me han puesto nerviosa los escritores que están sentados esperando algún charlador/comprador (es como vitrinear personas, una cosa muy rara). Luego le dije a Feña 1 que fuéramos al evento por el cual estábamos ahí. La premiación de Santiago en Cien Palabras, de donde saco al más puro estilo de compradora en Navidad, las postales que luego regalo a mis amistades más design. La ceremonia se atrasó porque en el lugar se presentaban las obras de Parra, nada más que por el mismísimo Ricky Lake, digamos, otro gran sobrevalorado. Feña 2 dijo que amaba al ex mister president. Feña 1 pedía cerca de él “Rétenos por favor”, echando de menos los enojos con que el rey nos gobernaba. El red set tomaba las últimas copas de vino porque obviamente Parra y Lagos son personas más importantes que el resto y, el atraso jugó en mi contra. Feña 2 empezó con sus limitaciones horarias y se fue antes de que empezara la premiación. Feña 1 lo acompañó. Ahí me quedé yo. Ellos se lo perdieron.

Por mientras, pensaba que por estar ahí me perdía la topísima entrevista que las cabra chica gritona le harían al
Eduardo. Una eficiente campaña de marketing, lanzaba a los Raudales con todo para el sábado en La Batuta. Ahí estábamos, sacándole pica a los guardias de la entrada porque teníamos invitación para ver al grupo amigo. Claro que tenían que salir con una, para molestar, y pedían el carnet a toda sobreveinteañera que pretendía ingresar libremente al sobrevalorado local nocturno. El ambiente adentro estaba con la adrenalina cambiante, entusiasmo, tensión, y seguramente algún ladrido de los organizadores, dio inicio al concierto, que según mi opinión estuvo re bueno y prendido. Sin embargo, la celebración no fue así. Ciertas susceptibilidades se vieron sobreexpuestas, y las reacciones no fueron las mejores. Yo creo que el Edo sintió que lo estaban juzgando, pero después de estrenar disco en las condiciones que Raudales consiguió, era de esperarse. Lo extraño era que el frío metido hasta los huesos se mezcló con acaloradas opiniones. El déficit de armonyl del carrete generó un ambiente peor que en Chiledeportes. Todos estaban enojados con todos, por motivos diversos. Fue algo interesante, como para hacer un documental malo o escribir un libro sobre cómo evitar el calentamiento global de su entorno. Ya sabe, próximo lanzamiento... en La Batuta.