Tuesday, September 26, 2006

Chile elige...

El mejor monociclo.

Porque cuando decidí enchular mi blog, le pedí al Diego que me hiciera un dibujo. Ahora vote.




Wednesday, September 20, 2006

Divino tesoro

Debo contarlo. No es por seguir con el tema, pero es un doble dato tragicómico. Cuando todavía no aceptaba mi primer día con 26 años, el espejo me entregó mi primera evidencia clara de vejez.

Cortita, de no más de una semana, una cana se asomó para recordarme que hay que solucionar el problema de la administración del tiempo. Porque sin duda después de tantos meses de actividades dispersas, aun no logro integrarme a las estructura productiva y ya tengo mi primera cana. Yo pensaba que eso pasaba una vez que ya se tiene trabajo (o marido). Así es como el tiempo y los usos que uno le da son tan importantes.

Mi hermano por ejemplo. No supo qué hacer mientras estaba en clases de inglés y optó por olvidarse que es uno de los niños buenos que se sientan adelante, y compartir con los de atrás. Por lo general la gente que se sienta atrás sufre de desconcentración compulsiva y empieza a hacer cualquier cosa con tal de no pescar lo que exige el profesor. Así fue como él se vio tentado a quemar telarañas. La gracia le valió una suspensión debido a que el material de la sala de clases era bastante inflamable, y la telaraña un buen conductor. Intentando reparar el daño tuvo que correr por una manguera mientras los demás alumnos eran evacuados de la sala. La verdad es que al enterarme mi reacción fue como de alivio, pues las veces que debí ir a buscar al Jose este año eran porque estaba en enfermería, así que el hecho de que ahora fuera por piromanía era como alentador. Al menos no se desmayó, pensé. El accidente fue sobredimensionado por las autoridades, ya que pocas semanas antes unos niños quemaron el auto de la profesora de religión. Así es como está actualmente mi colegio, y recordé los tiempos en que los guailones de mis compañeros en 3º medio también jugaban con fuego.

Eso pasa por matar el tiempo influenciado por las enseñanzas de Jackass. En cambio yo utilicé mi tiempo ocioso en asistir a un foro por la paz y la conservación del planeta. Me sentí infiltrada en el Hyatt, casi al estilo de Fernando cuando se inscribió en la UDI para hacer un reportaje estrella como alumno en práctica del Clinic. Sólo que esta vez la apariencia del encuentro superó mis expectativas, pues evidentemente creo mucho más en los ufólogos, ecologistas y psíquicos que en el partido de la alianza.

Luego tuve el poder de convocatoria para que mis amigas universitarias se hicieran un tiempito de venir a verme. Y aunque faltó la Lorna y la Pame, puedo decir que la junta fue un éxito después de los casi dos años de egresadas. Sin duda para repetírselo, pues yo creo que es como el abrir la escotilla de Lost. Si es por pasar el tiempo, los temas más inagotable se viven en ambientes femeninos.

Y para qué decir el 18. Con sus aguinaldos inesperados y múltiples asados, sus olores a sanguche de potito del Parque O’Higgins y sus saludables empanadas de cien pesos. El tiempo se pasó volando, y quizá una segunda cana ya esté habitando otro confin de mi cabellera, y yo sin darme cuenta de este tesoro.

Sunday, September 10, 2006

A los veintiseis y otros números

Cumplir 26 me recordó la película “A los 13”, ésa donde dos precoces chicas comienzan el extremo camino hacia una pubertad descarriada. Si bien la cosa no me identifica en nada – ya que a esa edad yo era bien pastel y bastante más inocente- la encontré buena, pues el hecho de no vivir una realidad como la que muestra la película, no quiere decir que no exista. Incluso me consta que debe haber chicas que, a los 13, en vez de estar pendientes de conseguir permiso para ir a un concierto de Bon Jovi (mi caso), descubren el uso prematuro del colaless y de toda la cultura que lo rodea. Quizá éstas chicas lucharían por ir a ver a Robbie Williams, y quizá siendo más vivas, aspirarían a un pase para el camarín. Yo recomiendo esta película a los reaccionarios de siempre (a ellos les digo que incluso sale recomendada por la revista “Hacer Familia”, de la cual reconozco que, por curiosidad, leo las críticas cinematográficas).

Total que ya cumplí el doble de esa edad aludida en el film, y todavía ciertos personajes me echan ya no trece, pero sí quince. Para mí estos son personajes sin memoria, o que me deben considerar de un estilo infantil, porque hay varios detalles que delatan que uno ya ha traspasado la escolaridad. Yo a los 15, vivía en España, escuchaba rock pesado y grunge, usaba un collar de mostacillas y una mochila de mezclilla, a la cual yo misma bordé lentejuelas por todos lados. Un estilo bastante más incoherente al que uno adquiere con la madurez.

A los diez me acuerdo sobre todo de Chile. Y muy acorde con estos tiempos del Once, me vienen imágenes de las manifestaciones en el parque O’Higgins, y de cuando llegó la alegría y no hubo mejor forma que celebrar con mis pantalones favoritos, unos que yo consideraba eran del estilo de Chayanne. Seguramente porque se vivía una Fiesta en América (aunque el cantante que más me gustaba era Emmanuel)

A los tres años viví en Canadá. Es el tiempo desde que tengo memoria. Iba para todos lados con un títere de Pitufo, tenía una amiga imaginaria que se llamaba Pita, veía Plaza Sésamo en inglés, comía harto pan amasado hecho en casa, conocí las cataratas del Niágara, me traumé porque Darth Vader no me quiso saludar en un desfile y ví el otoño más lindo en un parque que después se congelaba.
En esa época había un solo Inti Illimani en Italia, un solo Quilapayún en Francia y nosotros volvíamos donde había un solo hombre en general gobernando un país de una forma más que particular. Usaba chalecos tejidos por mi mamá y seguramente cantaba los greatest hits de Mazapán.
La verdad es que desde entonces no he cambiado mucho. Sigo siendo igual de chica. Espero micro en Plaza Ñuñoa. Me gustan los títeres (de 31 Minutos). Mi mamá me teje chalecos hasta el día de hoy, y estoy en mira de otros países. Para mi cumpleaños me hubiera encantado que me regalaran un Lego o una copia de Los Aristogatos. Pero a estas alturas lo mejor es que te den algo de tiempo.

Tuesday, September 05, 2006

Lo que pasó, pasó

Debo decir que mucho del material de este medio de comunicación se basa en mi ociosidad. Pero los últimos días han sido activos, precisamente en un mes que me es conflictivo. No solo por el ánimo patriótico y el folklore quincherístico que invade los parques y supermercados para el cumpleaños de Chile, sino porque se viene el mío, y los 26 pesan.

Todo partió con un dolor de cuello insoportable que duró días. Gracias a él debía saludar a la gente inclinando todo mi cuerpo y moviéndome como robot, y acciones como prender el computador y cambiar de posición mi cabeza en la almohada resultaron de un tortuoso esfuerzo. Creo que fue un castigo por haberme quedado dormida incómoda viendo el último capítulo de Sex and the city en vez de haber ido a pasar las últimas horas con Vidal en Chile. Incluso pensaba que la situación de Sara Jessica Parker en algo se parecía a la de él, pues terminaba en París, pero odiando a los franceses y volviendo a Nueva York. Por suerte al Seba en su primera semana le ha ido estupendo, y todo anuncia un futuro prometedor. Recibido por Pati, gran compañera de curso que se fue hace años para estudiar arte, nuestro guía espiritual parece andar por ancho camino, y en ese paso ya nos ha enviado algunas fotos, como la que vemos en que señala su recepción en las calles. La tristeza de su ida, aunque no superada, ya pasó.
Así que mientras para nosotros empieza la primavera, a otros les toca el otoño. Entre ellos Marcel, que se fue, sin despedirse, a aprender inglés al país civilizado de Norteamérica. Canadá tendrá otro valioso embajador. La decepción de no haberlo visto, se me pasó.

También con Gaby pusimos fin a una historia de la cual no voy a hablar para que resulte. No es que sea supersticiosa, pero desde que un tipo me grito "virgo neto" un día en que el horóscopo del matinal me diagnosticó una mala semana, como que ando más insegura, quizá porque efectivamente soy parte de ese maldito signo. Pero ya se me pasó el enojo zodiacal. El de los años, todavía no.

Y mientras Agassi se retira del tenis, mientras el juez Garzón no es despedido con honores en el aeropuerto por los seguidores del rey de los huevones, mientras el cazador de cocodrilos muere picado por una manta raya, me resigno a la realidad de septiembre. Espero con ansias sus noticias fonderas, sus lluvias atemporales, su primavera de ausentes. Sin embargo, mientras lloro por un pasado mejor, que ya pasó, tengo el honor de presentarles a los nuevos compañeros de piso: Rodrigo, otro guitarrista, y su polola Carolina, una francesa que estudia Fotografía. Una nueva serie se estrena en un Depto de Ñuñork: Cuatro son multitud. Porque la de Tres ya pasó.