Monday, January 30, 2006

Otras tontas películas de amor

(En respuesta a una amiga tevita que disfruta de las películas de “chico consigue chica”, aquí va un Top five de mis cinco películas de amor favoritas..., y el esquema nerd no encaja) 1. Los puentes de Madison, obvio, el amor cuando es una terrible certeza. 2. Alta fidelidad, como no!, el amor real, que suele ser muy dudoso. 3. Antes del amanecer/atardecer, porque el amor es mas bien un debate entre dos por un momento, y un monólogo el resto del tiempo. 4. Perdidos en Tokio, porque el amor es siempre medio torpe, circunstancial y un problema de lenguaje. 5. Alguien tiene que ceder, porque el amor no siempre es dramático y porque efectivamente en el tema, siempre hay alguien que tiene que ceder.
Ya me estoy poniendo monotemática... pero no hablaré de películas por un buen tiempo.

Friday, January 27, 2006

Ni tan raras

Siguiendo con el juego de los top five de los hábitos extraños que se me solicita...
1. Uno antiguo del imaginario ochentero (conozco otras personas a las que también le afectó). Bueno, luego de ver Los Gremlins tuve la costumbre de mirar debajo de la cama para comprobar que no hubiera un monstruito. Eso fue como hasta los 16 (vieja ya), aunque claramente ya era sólo por el hábito, no porque realmente lo creyera. La solución es tener una cama que no deje espacio para nada que mida más de 5 cm.
Otra antes de acostarse era mirar que no había alguna temible araña alrededor. Varias veces me tocó levantarme cuando ya estaba acostada para ver que no tenía un acompañante en las sábanas de mi cama.
2. Seinfeld. Hace un par de años me hice adicta a la serie y trato de no perdérmela. Eso significa que llego a acomodar mi horario con el objetivo de perdérmela lo menos posible. Es una buena rutina, saludable por la dosis de humor que merece cada día. Deberían darla los fines de semana (actualmente la dan los domingos en la noche... en Megavisión y en castellano)
3. Ecológica. A mí me parece necesario pero como no muchos lo hacen puede resultar como mucho. El asunto es que reciclo todo lo reciclable y me doy el trabajo de lavar los tetra pack, latas y envases de todo tipo. Incluso a veces me ando llevando de otras casas los objetos reciclables, como pilas. Claro que no soy una militante del asunto y no ando discurseando a nadie. Sólo lo hago, y tiene ciertas ventajas, porque al sacarlas para afuera, recojo los diarios recientes intactos que dejan los vecinos. Yo no pago por leer El Merculo, así que lo aprovecho ahí.
4. Películas como canciones. Hay ciertas películas que son como un nutriente para el cuerpo, y por lo general me las repito en momentos de tedio, pena, inspiración, o simplemente ganas. Ahí están Alta Fidelidad, que siempre me parece mejor; Escuela de rock, que es como el sueño de todo niño que ama la música; Piso compartido, para imaginarse que uno vive en un desorden feliz; Antes del amanecer/atardecer, un video clip de un tema de amor muy bueno, entre otras (no voy a latear). Por lo general son películas que aportan algo de frescura, y que se asimila mucho a la acción de oir un disco querido. Las dramáticas que me gustan no las veo tanto.
5. Cartelera musical. Como periodista y gestora musical, sigo con el hábito de saber siempre qué panoramas musicales ofrece la capital. Sala Máster, Thelonious, Club de jazz y El perseguidor, son escenarios que aunque no habitúo tanto por una razón económica (sobre todo por los jazzeros) tengo que conocer.
Ah, y el feo hábito de morderme los cueritos de los dedos. Pero ése es muy feo, mejor no ahondar.

Friday, January 13, 2006

Crítica de concierto

Con España en el corazón parto a ver el cierre de campaña de Bachelet. Lejos del divismo Bolocco, nadie espera que Bosé la bese en la boca, como tampoco parece que nadie espera poder ver un concierto de los astros españoles. Porque fui al evento, por una parte porque me gusta el hueveo, pero principalmente porque el dueto Víctor Manuel y Ana Belén está de lujo.

Bosé es la anécdota, el eterno provocador, un personaje de farándula izquierdista. Por supuesto, había que verlo. Lo admiro porque hace lo que quiere, incluso hacerse el sexy ante todas las mujeres, a pesar de tener una sexualidad ambigua y no ser ni tan atractivo. La vende, es probable que si alguien puede influir en el voto, ése es Bosé. En cuanto a Serrano, el trovador que se parece a todos, Serrat, Silvio, pero sobre todo, Arjona. Lo dije y qué, como diría el Yerko Puchento. Eso en cuanto a las estrellas. Pero el principal problema técnico es que finalmente no ví ni escuché nada. Frustrante. Puedo hacer una crítica de banderas, de peinados y espaldas, y discursos. Un 7 para “el que no salta es Pinochet”. Salió afinado.

Wednesday, January 04, 2006

Quiero escribirle un bolero a Clint Eastwood

Hay hombres que duran toda la vida y son buenos. Hay otros que duran muchos años y son mejores. Hay hombres que duran un año y son importantes. Pero hay los que duran un día. Ésos son los imprescindibles.
Y hoy voy a hablar de uno que duró cuatro días, pero para mí sólo un par de horas. Pues por estos días el cable está transmitiendo una de las películas más inspiradoras, y seguro que "cursi" para los más prejuiciosos: Los puentes de Madison. Cada vez que la pillo termino viéndola entera, como si estuvieran contando la historia de mi vida (aunque no me ha pasado nada similar a lo que allí se cuenta). Es como los boleros (o sea muy cursi) y siendo película, se vive más con empatía que por experiencia. ¿Por qué es tan efectiva? Lejos de la novelita rosa que la inspiró, Eastwood logra transformar una historia mínima en una historia importante, poderosa, donde el conflicto surge del encuentro conmovedor entre el deber y el querer. Un bolero sin lamento para enamorarse de Clint Eastwood y Meryl Streep. Cuando los veo son El Hombre y La Mujer. Así, con mayúscula. Porque cualquier mujer se enamora del maduro artista de bajo perfil, libre y complaciente como pocos; y ella, una eterna ama de casa que evita el destino de la madre y esposa atrapada, y se deja invadir por la merecida aventura de amar, aunque sea por cuatro días, suficientes como para ser los más importantes que todo lo que pasa en una vida.
Así como el grupo Gorillaz hizo una canción en su nombre, hoy quiero escribirle un bolero a Clint Eastwood. El legendario vaquero (republicano, dicen, qué lata), al policía inteligente, el guardaespaldas derrotado, al solitario entrenador de box, un James Bond con contenido. Nadie le pega, y nadie le gana, pero tiene vocación de perdedor, como buen mortal no más. ¿O alguien se lo imagina haciendo un papel de tonto? Eastwood, el viejo sabio, el viejo rico, el hombre ideal para representar a cualquiera de esos pocos imprescindibles que aparecen en la vida dejando una huella como un dinosaurio.

Tuesday, January 03, 2006

El aura

Dentro de esas actividades nuevas que trae el nuevo año, se me ocurrió hacerme una lectura del aura. ¿por qué? Pues era algo nuevo. Algo que quizá nunca hubiera hecho, pero que me daba curiosidad. Desde que vi “Con solo mirarte” y la actriz de Ally McBeal le sacaba el tarot a Glenn Close, me ha interesado saber qué se siente que un desconocido te lea y descifre ciertos aspectos de tu vida y personalidad. Y como parte de este proceso, que es más de “creer para ver”, al contrario de “ver para creer”, es que llego a una oficina en Providencia para que un desconocido recomendado me saque el rollo. Por lo que ya estaríamos partiendo con la premisa de que estoy enrollada. Lo terrible fue encontrarse con que el rollo es mucho más grande del que podría imaginar. Así que salí del lugar bastante desgastada e inseguramente descifrada. Si Italo Pasalaqua tuviera que calificar mi aura, éste no sería de los buenos. Sería el de una película que tiene como protagonista a un personaje débil o sin una determinación para actuar. Un diagnóstico poco alentador de mi energía, y que espero poder cambiar, a pesar de que se me atribuye terquedad. En fin, espero no ser tan insalvable y equilibrar los chakras, aunque me es poco comprensible la manera de conseguirlo. Recomendado para aquellos que intuyen problemas con su campo magnético.

Sunday, January 01, 2006

Año nuevo

No más estudios formales y conseguirse un trabajo de una vez por todas. Me rehúso a seguir financiando los negocios de las universidades. Pasearse menos y concretar. Cambiarse a una casa con patio, ojalá con amigos, y hacer festivales de cine domingueros con la colección personal de Dvds y poner una hamaca. Salir en bicicleta para ahorrar plata y bencina, y sobre todo, por gusto. Ver siempre las buenas películas en el cine. Salir de extra en un videoclip. O en un corto. O en un largo (o de público, en Artv están dando el concierto de Claudia Acuña) Postular a fondos concursables de todo tipo, incluso para televisión. Hacer un guion tipo Alex de la Iglesia, o tipo Lynch, o tipo Woody Allen, o tipo Tim Burton, o tipo Almodovar, o Amenabar... Ganas y oportunidades de realizar al menos la mitad de los proyectos musicales pensados durante el año pasado. No dejar de tener metas ociosas, inútiles al mundo. Redescubrir los casettes noventeros. Y que lleguen ideas, colaboradores, público, y por favor, demandantes de una periodista para un trabajo creativo (y bien pagado). El paso que no quería dar... Se arrienda. Y que sea otro año más, típico, con las rutinas invaluables de siempre, y por supuesto otro nuevo año para ganar y perder. Ojalá más de ganar.